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(Continuación del post anterior)

He tenido la oportunidad estos días de intercambiar pareceres con investigadores, buceadores profesionales y científicos y funcionarios de la Xunta de Galicia. Además, he de decir que Fernando García Pelayo, únicamente firmó la notificación del envío mediante fax; y que la denegación parte de Juan Carlos Barreiro González, Jefe Territorial de la Consellería do Mar en A Coruña, previa calificación de nuestras intervenciones como buceo científico por parte de Susana Rodríguez Carballo, Directora Xeral de Desenvolvemento Pesqueiro, de la misma Consellería (Denegacion).

Pues es verdad, el Decreo 152/1998 del 15 de mayo y la Orden del 23 de abril de 1999 establecen que para realizar intervenciones de buceo científico hay que disponer de titulación de buceo profesional. Pues muy bien señores, entonces no volveré a realizar buceo científico y cuando vaya a realizar censos visuales de peces, diré que los cuento por puro entretenimiento recreativo.

A la hora de la concesión de proyectos de investigación que contengan intervenciones subacuáticas, tendrán que estar atentos los funcionarios que los evalúen, no vayan a conceder un proyecto a personal sin titulación adecuada y que no se pueda realizar. En las partidas de gastos de estos proyectos tendremos que consignar partidas importantes para hacer frente a los servicios profesionales subacuáticos. Estos servicios no son baratos porque una intervención profesional requiere de al menos 4 buceadores, una embarcación y disponer de un seguro de responsabilidad civil muy elevado, entre otras cosas. Si ya es escaso el dinero destinado a proyectos de investigación, no les quiero contar lo que sucederá si incrementamos el presupuesto del proyecto, digamos un 20%.

Porque imagino que todo esto es por incrementar nuestra seguridad, ¿no?, imagino que no nos empezarán a conceder permisos de intervención profesional sin cumplir todos los requisitos de una inmersión profesional. ¿O sí?. Pero en ese caso todo esto carecería de sentido, ¿no?. Pues no esperen más a conocer la solución, ya nos están concediendo permisos con sólo 2 buceadores profesionales (y nada más). Pero tampoco los recolectores submarinos los cumplen.

Otra cosa, si un buceador recreativo puede realizar buceo científico, digamos en Murcia, ¿por qué no puede hacerlo aquí?, ¿esto no tiene un tufillo inconstitucional?

Y otra más, si yo antes de 1998 hacía buceo científico con titulación recreativa (y lo hacía) y después del cambio de normativa no me dejan seguir haciéndolo. ¿No deberían de haber notificado a la Federación Española de Actividades Subacuáticas (que emitió mi título) tal situación y establecer un período transitorio?.

Y con la maza dando…

Las tonterías las hacen los tontos (Gump, F., 1986)

Forrest Gump empleaba regularmente esta frase de su madre que no por más simple es menos cierta. Cada cierto tiempo le encuentro aplicación práctica y la semana pasada se dio uno de estos casos.

En el Grupo de Investigación en Recursos Marinos y Pesquerías de la Universidad de A Coruña y también en Fismare SL, empleamos distintas técnicas de buceo científico para estudiar los ecosistemas marinos. Algunas de ellas pueden ser visualizadas en vídeos de anteriores entradas de este blog (aquí).

Desde hace unos años venimos solicitando permisos de buceo científico para realizar trabajo de campo en las reservas marinas de Galicia y estos se venían concediendo sin mayores dificultades. Hace unos días y de sopetón esto ya no se produce. Parece que recientes cambios en el organigrama de la Xunta de Galicia han provocado que se denieguen estas solicitudes.

denegacion_permisos (pdf con la resolución de la denegación, firmada por el funcionario Fernando García Pelayo, Jefe de Sección de la Gestión Administrativa de la Dirección General de Ordenación y Gestión de Recursos Marinos de la Xunta de Galicia).

En realidad no se ha producido ningún cambio en la normativa que regula esta actividad, simplemente al nuevo funcionario no le entra por el ojo y vuelva usted mañana. No entro a valorar si la concesión de los permisos previos vulneraba o no la legislación vigente (en mi opinión es ambigua, incompleta y poco clara en la atribución de las competencias entre administraciones). Pero si la justicia es ciega, la administración no debería serlo. La administración debería existir para facilitarnos la vida a todos y no para fastidiar al administrado.

No me cabe en la cabeza que en proyectos sufragados por la propia Xunta de Galicia, que se conoce desde hace tiempo que incluyen muestreos submarinos estacionales para los que se han venido solicitando y concediendo permisos regularmente, la concesión cese repentinamente. Según tengo entendido, esto está sucediendo en todos los centros de investigación en Galicia, incluyendo a los de la propia Xunta de Galicia. Impresionante.

Se pretende ahora que los buceadores sean profesionales y que la actividad realizada sea considerada como buceo profesional y no como buceo científico. Pues bien, soy buceador profesional (además de instructor recreativo), he impartido los cursos de buceo científico de la Federación Galega de Actividades Subacuáticas y de la Universidad de A Coruña durante años y considero esta pretensión como una soberana estupidez. Uno de los principios que rigen en el trabajo de campo científico es que se reduzca al mínimo el error derivado de la observación: mejor pocos observadores y que estos no cambien. Por otro lado, bajo el agua se realizan la más diversas investigaciones: yo hago censos visuales de peces y descripción del hábitat, pero mis compañeros de laboratorio evalúan densidades de erizos y otros realizan inventarios de fauna sésil. Conozco algunos arqueólogos submarinos y aunque trabajan bajo el agua, emplean técnicas muy distintas a las que yo domino para obtener resultados que muchas veces encuentro incomprensibles.

Lo que quiero decir es que resulta muy difícil que un buceador profesional, por el simple hecho de serlo, esté capacitado para la realización de cualquier trabajo científico, por muy hiperbárico que sea. Se impone una regulación, que quizá pase por el hecho de denominar al buceo profesional como buceo comercial, y evitar confusiones estúpidas.

Y mientras tanto, déjennos trabajar en paz, que no está la cosa como para estar haciendo el tonto.

Se buscan receptores de telemetría perdidos

Llevo bastante tiempo sin actualizar este espacio y esto es debido  fundamentalmente a que estoy dedicado a escribir mi tesis doctoral. Y cuando escribo sin salir de casa me crecen paralelamente la barba y el mal humor.

Estos últimos días escribo acerca de nuestro proyecto de telemetría con peces. Resumiendo mucho: insertamos a lubinas, maragotas y congrios transmisores en miniatura cuyas señales son recibidas por receptores submarinos instalados alrededor de las Islas de San Pedro (Oeste de A Coruña) [para leer más 1, 2, 3, 4 y 5]. De entre las muchas anécdotas acumuladas en un proyecto de esta complejidad, la pérdida de 2 de los 5 receptores submarinos no es una de las menores.

Los fondeamos a casi -30 m por medio de muertos de hormigón de 50 kg, pero el mar de las Islas de San Pedro puede con todo. Cada receptor cuesta alrededor de 1000 € pero lo verdaderamente importante es la pérdida de la información almacenada. Así que cuando mi amigo Felipe me llamó para decirme que había encontrado uno buceando en la zona me alegré mucho. Cuando me comentó que había tenido que cortar el cabo de amarre me mosqueé un poco. Cuando me dijo la situación del hallazgo caí en la cuenta de que no era uno de los perdidos. No se trataba más que de volver a fondearlo, pedirle a Felipe que no buscase más y listo. ¡Pero qué desilusión!.

Ahora, perdida toda esperanza leo que aún hay posibilidades de recuperarlos, atendiendo a la información del hallazgo de 2 receptores perdidos durante 2 años que se puede leer en la página de VEMCO (los fabricantes del material que usamos). Sólo espero que no sean los nuestros:

A Tale of Two Receivers

With close to 10 years experience deploying hundreds of VEMCO receivers within coastal oceans, rivers and estuaries, Kintama has inevitably lost a few along the way. While some successfully avoid recapture, most are actually recovered.

In early October 2006, Kintama laid an experimental Cascade Head line in Oregon, a location that can experience very severe weather conditions. This VR2 array consisted of 27 receivers reaching out to the edge of the continental shelf in over 200m of water. When the array was recovered in May 2007, it was discovered that three VR2s were missing.

While one has not been recovered – at least not yet – two of the receivers decided to separate to try and avoid recapture with one heading north and the other south-west. However, you can drift but you can’t always hide.

One receiver was found at Long Beach near Tofino on the west coast of Vancouver Island. Its data was successfully downloaded yielding 278 detections from 26 unique tag codes.

In March 2008, Kintama received a call from a gentleman in Hawaii to advise that he found two orange float balls attached to instruments on Kahuku beach in Oahu. The VR2 was in good condition with the LED still flashing and only a few barnacles and other marine growth on it. Kintama was able to download the unit once it returned to Nanaimo from its 4000km journey but it contained no detections.

kintama_map

The Long Beach receiver is now re-deployed in the Fraser River where it is picking up sturgeon tags, and will be detecting Chilko sockeye later this spring. The Hawaii receiver is in storage awaiting its next mission.

Respirar como los peces

Leo en el blog Tendencias Tecnológicas un post que trata de un tema que me interesa enormemente y que interesará a todos los practicantes del buceo autónomo.

A pesar de los avances experimentados en los últimos años en los materiales empleados en el buceo, la escafandra autónoma se resiste. Y particularmente la forma de almacenar el reservorio gaseoso para respirar. Las botellas de buceo resultan engorrosas, pesadas, caras y peligrosas. ¿Hasta cuando las acarrearemos a las espaldas emulando a los escarabajos acuáticos?. Pues bien:

Respirar bajo el agua sin necesidad de tanques de aire comprimido será posible gracias a un revolucionario sistema creado por un inventor israelí llamado Alon Bodner. Aprovechando las pequeñas cantidades de aire que existen en el agua, los buceadores y los submarinos podrían tener el suministro asegurado: una batería de litio de un kilo de peso suministraría aire a un buzo para una hora de tiempo bajo el agua. El invento, que imita el sistema respiratorio de los peces, ya ha llamado la atención de las fábricas de equipos de buceo e incluso de la marina israelí.

El sistema funciona centrifugando el agua marina, tal y como se explica en IsraCast, donde también se puede escuchar una entrevista con el inventor.

¡Que alguien pare al loco de las barbas!

La entropía del buceo en grupo resulta directamente proporcional al número de participantes. Si a un número considerable de buceadores en el agua se le añade un entorno desfavorable (corriente, baja temperatura, mala visibilidad, etc), el paseo se puede llegar a convertir en un completo maremagnum.

De mi primera visita a la Reserva de Cabo de Palos e Islas Hormigas, además de  maravillarme por la fauna y el entorno submarino, atesoro el entrañable recuerdo de mi primera Enfermedad Descompresiva y la viva intención de volver para fotografiar y filmar determinada fauna de nuestro interés. El pasado octubre se me presentó la ocasión, nuevamente invitado por el Dr. Jose Antonio García Charton, del Grupo de Ecología y Ordenación de Ecosistemas Marinos Costeros de la Universidad de Murcia.

Sarda

Un grupo de bonitos atlánticos (Sarda sarda) en pleno ataque, en aguas de la Reserva de Palos y Hormigas.

El día era gris, fuerte corriente e incómoda marejada en el mar. Nuestro grupo era numeroso, incluía además de investigadores de ambos grupos (el murciano y el coruñés), buceadores recreativos de visita. Más o menos nos organizamos en parejas y nos echamos al agua a la espera de que el Dr. Charton (Jose para los amigos) guiase nuestra inmersión. Jose lleva buceando en el lugar desde hace más de 15 años, con lo que conoce a la perfección la Reserva. Como la marejada y la corriente hacían muy incómoda la permanencia en superficie junto a la boya de fondeo, fuimos bajando más o menos ordenadamente por el cabo para reunirnos abajo.

PP y Cia

María Segovia y Pepe Garrido, investigadores del grupo de Murcia. Indicado por la flecha, el compañero imaginario de Pepe. Todos a la espera del guía del grupo.

Dado lo apresurado del descenso, no tuve tiempo de verle las aletas a Jose. Un truco que empleo para no perder a mi guía bajo el agua, dada la imposibilidad de verle la cara a un buceador, sobre todo cuando nadas detrás. De modo que cuando un submarinista se adelantó y comenzó a guiar al grupo, nadamos detrás de él. A los pocos segundos comenzamos a correr tras él. Fue todo lo que hicimos. Nunca había nadado tan rápido bajo el agua. La inmersión consistió básicamente en una persecución apresurada por el azul.

En un momento dado, logré acercarme lo suficiente al fugado para comprobar que llevaba barba, pero no pude alcanzarle. Todo lo que podía pensar era: ‘¡Dios mío, que alguien pare al barbudo ese!‘.

Speedy beard

El barbudo en plena acción.

¡Me perdí, lo siento mucho! -farfulló Jose (sí, el dueño de las barbas) cuando, ya sin resuello, emergimos a superficie. Y es que bajo el agua es sencillo perderse, aún para los buceadores más experimentados y conocedores del lugar. Yo prometí no volver a bucear sin compás ni ordenador el día en que perdí a mi compañero durante 30 min. a -30 m en un canal de entrada portuario, mientras un carguero enorme pasaba sobre mi. Aún recuerdo el retumbar de las máquinas en mi pecho mientras me preguntaba si había entrado ya en descompresión y dónde diablos podría realizarla sin peligro de ser absorbido por una hélice enorme.

Cantante

En todo caso, si la inmersión no fue buena, el día resultó muy agradable y divertido, merced al buen hacer de Jose, del resto de integrantes de su grupo de investigación y de algún espontáneo.