¿Quieres contar peces y no sabes cómo?

En este artículo que acabamos de publicar en Marine and Freshwater Research, comparamos tres métodos para estimar abundancias de peces costeros: mediante buceadores, mediante cámaras de vídeo fijas y mediante ROV.

Además, una foto propia es portada de la revista. La protagonista de la foto, es además la coautora del artículo Diana Fernández-Márquez.

Portada_MFR

Este es el resumen del artículo:

Comparative works on sampling techniques allow selecting the best methods to study each target fish community. We analysed the structure of a coastal fish community in Galicia (north-western Spain) by comparing the following three techniques: diver-based underwater visual census (UVC), remotely operated vehicle (ROV) and remote underwater video (RUV). All techniques detected abundant and frequent taxa, but divers obtained more precise and complete inventories (80% of identified taxa) than did ROV (60%) and RUV (47%), were faster (only 1.4 days to achieve the estimated taxa list) than were ROV (2.0 days) and RUV (475.7 days), and were more reliable in estimating the abundances of highly mobile, less abundant, less frequent, cryptic and smaller fish. Conversely, RUV obtained the poorest estimates of abundances, and even though it obtained more replicates (136), there were more zeros (98%) than with divers (16 replicates, 64% zeros) and ROV (11 replicates, 75% zeros). Furthermore, the economic cost of the video system was triple the cost of the diving gear; consequently, we recommend using divers to study the coastal fish communities in the shallow waters of the North Atlantic Ocean. However, further research is necessary to explore the full capabilities of video techniques in long-term studies, in greater depths and in adverse weather conditions.

Contando peces con ROV, RUV y SCUBA

La revista Marine and Freshwater Research acaba de aceptar la publicación de un artículo sobre una comparativa de censos mediante buceadores, ROV y cámaras de video remoto (RUV).

 

Short-term performance of three underwater sampling techniques for assessing differences in the absolute abundances and in the inventories of the coastal fish communities of the Northeast Atlantic Ocean
Pablo Pita, Diana Fernández-Márquez y Juan Freire
Abstract
Comparative works on sampling techniques allow selecting the best methods to study each target fish community. We analysed the structure of a coastal fish community in Galicia (NW Spain) comparing three techniques: diver-based underwater visual census (UVC), remotely operated vehicle (ROV) and remote underwater video (RUV). All the techniques detected abundant and frequent taxa, but divers obtained more precise and complete inventories (80% of identified taxa) than ROV (60%) and RUV (47%); fasters (only 1.4 days to achieve the estimated taxa list), compared to ROV (2.0 days) and RUV (475.7 days); and were more reliable to estimate the abundances of highly mobile, less abundant, less frequent, cryptic and smaller fish. Conversely, RUV obtained the poorest estimates of abundances, and though obtained more replicates (136), obtained more zeros (98%), compared with divers (16 replicates, 64% zeros) and ROV (11 replicates, 75% zeros). Furthermore, the economic cost of the video systems tripled the cost of the diving gears, consequently we recommend using divers to study the coastal fish communities in the shallow waters of the North Atlantic Ocean. However, further research is necessary to explore the full capabilities of video techniques in long-term studies, in great depths or in adverse weather conditions.
MF12301  Accepted 02 July 2013

Palos y Hormigas bien merecen una ED

En el título de este blog se juega con el concepto de la narcosis en el buceo autónomo, un efecto poco deseable del nitrógeno sobre las membranas celulares del sistema nervioso. Cuando la presión parcial de este gas alcanza los 3.2 bar (algo que respirando con aire sucede a los -30 m), el buceador puede comenzar a sufrir una alteraciónn de su estado de conciencia. El efecto es similar al de una intoxicación alcohólica, de ahí que en el mundo del buceo se la denomine borrachera de las profundidades. Así, La Ley de los Martinis relaciona informalmente presión y narcosis: un Martini cada 10 m a partir de los -20 m.

La narcosis por nitrógeno puede dar lugar a que el buzo se comporte como un imbecil y ponga en riesgo su vida. Todos los buceadores hemos escuchado historias de submarinistas eufóricos que se quitan el regulador pretendiendo respirar directamente del agua o hablan con los peces. Algunos no sobreviven a la experiencia. Los aspectos positivos son que los efectos son inmediatamente reversibles al ascender y que no deja resaca.

Si el nitrógeno puede provocar narcosis al descender, en el ascenso puede provocar una enfermedad descompresiva (ED). Cuando el nitrógeno ha tenido tiempo de saturar los tejidos en un ambiente hiperbárico, el buceador debe realizar un ascenso controlado para evitar que el gas alcance una sobresaturación excesiva y forme burbujas. Esto se consigue ascendiendo lentamente y deteniéndose si es preciso durante un tiempo. Estas paradas, que tabulan el tiempo de espera y la profundidad a la que debe permanecer el buceador, se realizan actualmente con el auxilio de los ordenadores de buceo.

Inmersion 1

Inmersión 1.

Inmersion 2

Inmersión 2.

Estos son los perfiles de 2 inmersiones que realicé en la Reserva Marina de Cabo de Palos e Islas Hormigas, ambas dentro de los límites de seguridad. En la primera empleé aire y en la segunda nitrox (33%). La temperatura rondaba los 20º C, tanto dentro como fuera del agua y mi estado físico era normal. El intervalo en superficie entre ambas fue de 45 min. Una hora después de la segunda sufrí una ED tipo I (la más leve, afortunadamente). Los síntomas no pasaron de la rotura de capilares subcutáneos en el torso y desaparecieron después de 1 h con tratamiento de oxígeno normobárico (10 l/min). No siempre se puede evitar sufrir una ED buceando dentro de los límites de seguridad. Un porcentaje mínimo se escapa del control determinado por los algoritmos de los ordenadores.

Buceaba en la Reserva invitado por Jose Antonio García Charton del Grupo de Ecología y Ordenación de Ecosistemas Marinos Costeros de la Universidad de Murcia, y me duele reconocerlo, pero la ED mereció la pena. Las Islas Hormigas son poco más de unas rocas situadas a corta distancia del Faro del Cabo de Palos.

El Cabo de Palos, las Islas Hormigas y el lugar de mis inmersiones.

Faro

El Cabo de Palos desde el agua.

Faro sub

Una perspectiva menos convencional del faro.

Faro sub2

Y otra más…

La reserva fue creada hace casi 15 años, y funciona. El tapiz viviente de bogas y castañuelas ocupa todo el azul, las bogas arriba y las castañuelas abajo. Los ataques de los bonitos sobre los bancos de bogas se suceden, secundados por grupos de seriolas, mientras los enormes meros aguardan su oportunidad desde abajo. Las barracudas tampoco pierden el tiempo. La impresión general me recuerda enormemente a las inmersiones en el Norte de Galápagos (eso sí, sin tiburones). Y Murcia está aquí al lado.

Salpas3

Un grupo de salemas (Sarpa salpa) a poca profundidad.

Salpas

Los bancos de estos animales se desplazan lentamente, deteniéndose para ramonear la vegetación submarina.

Salpas2

Otro banco más.

Estrella

Las estrellas de mar (Echinaster sepositus) abundan a poca profundidad.

Scriba

Las cabrillas (Serranus scriba) con sus barrigas luminosas son abundantes también entre las praderas de posidonia.

Apogon

Los reyezuelos (Apogon imberbis) son más esquivos, ocultándose en grietas oscuras.

Morena y seriola

Entre las grietas también se ocultan las morenas (Muraena helena). Al fondo, una seriola (Seriola dumerilii).

Seriolas

Seriolas al ataque. Cuando cazan, se les dibuja un antifaz que cubre sus ojos. La señal para que los pececillos huyan.

Mero2

Pero aquí los reyes son los meros (Epinephelus marginatus).

Mero

En estas aguas, estos enormes animales resultan asombrosamente abundantes.

Mero3

Y confiados…

Cuelgo un pequeño vídeo tomado en la segunda inmersión.

Mi agradecimiento a todos los miembros del Grupo de Ecología y Ordenación de Ecosistemas Marinos Costeros por su caluroso recibimiento, que espero constituya el inicio de una colaboración más estrecha.

Recientemente hemos estado trabajando en la Reserva Marina de Interés Pesquero de “Os Miñarzos”, de Carnota (A Coruña). En este vídeo, publicado originalmente en la web del Grupo de Investigación en Recursos Marinos y Pesquerías, pueden visualizarse parte de nuestros métodos de investigación.

 

El vídeo está dedicado a la memoria de Tomé, recientemente fallecido y protagonista de alguna entrada de este blog.

En el mismo instante en que usted lee estas líneas, bajo las oscuras aguas del Océano Atlántico, una selección de grandes depredadores costeros nos están aportando datos reveladores acerca de su vida íntima.

Área de estudio de nuestro proyecto, al Oeste de A Coruña. Las líneas representan el área cubierta por nuestros receptores (unos 500 m aprox).

Congrios, lubinas y maragotas nos revelan su posición al mismo tiempo que ofrecen información acerca de sus períodos de actividad y descanso. Lo hacen puntualmente cada pocos minutos y lo seguirán haciendo durante los próximos meses (hasta que se les acaben las pilas o alguien los pesque).

Algunas marcas de telemetría (pingers) preparadas para ser insertadas sobre los animales.

Para el desarrollo de la fase de telemetría del proyecto PECOS (aquí más información, y aquí y aquí), nos interesaba conocer el uso que estos depredadores hacen del hábitat, por lo que estamos empleando sistemas de telemetrí­a de última generación: marcas emisoras adosadas sobre los animales y receptores automáticos sumergidos que registran los ultrasonidos emitidos por las marcas. Cada marca emite un sonido codificado (que una vez registrado y descargado en un programa informático) nos permite identificar a cada individuo.

Llevar a la práctica un proyecto como este requiere, además de financiación suficiente (estos sistemas no son precisamente baratos), probar la tecnologí­a (cuestión que resolvimos en las Islas Galápagos durante el proyecto GALANGOSTA) y planificar minuciosamente los trabajos antes de finalmente ejecutarlos. Durante nuestra planificación anticipamos una buena cantidad de puntos débiles que nuestra metodología presentaba a priori. Así que, como es habitual, diseñamos experiencias paralelas para cuantificar los errores derivados de nuestra intervención, así como descubrir las potenciales dificultades ocultas. 

-No, no lo limpie que no es para comer.

-¿Como?.

-Que me lo llevo tal y como está.

Con el cuchillo aún indeciso y una mirada entre alarmada y aliviada, la pescadera no se lo termina de creer.-¿Con escamas y todo?. -Inquiere para asegurarse.

-Si, si, no es para comer. Es para investigar.- Añado inoportunamente a modo de justificación. No lo puedo evitar, cada vez que voy a la pescadería a adquirir un pescado con fines no gastronómicos me siento como un blasfemo. No se si por la propia santidad del símbolo del pez, su milagrería asociada, los santos pescadores o el precio del gas-oil.

-Les vamos a insertar unas marcas para luego seguirlos.

-¡Pero si está muerto!.- Doy un brinco. A estas alturas, toda la clientela me mira sin recato. Algunos con la boca abierta.

-Ya, ya. Este es para las pruebas.- Ahora me siento peor, un criminal. No sólo no es para comer, sino que está destinado a las humildes pruebas, un pescado tan hermoso y ni siquiera será el objeto de una investigación principal.

-Pues en caldeirada, los pintos están buenísimos- me espeta una clienta. No logro discernir si como información desinteresada o como una puya intencionada con ánimo de criticar el despilfarro de fondos públicos destinados a la investigación en general y a esta en particular. O quizás me llevo el único pinto y la familia de la señora andaba con ánimo de caldeirada, las artimañas de las amas de casa pueden ser enormemente elaboradas.

-Yo prefiero la maragota, es más suave- miento para pasar al contraataque y salir zumbando.

Con ese ejemplar realizamos las pruebas de inserción y el test de alcance de las marcas. He de decir en nuestro descargo que por aprovechar el animal, lo descongelamos y volvimos a congelarlo tantas veces que finalmente, además de perder todo parecido con un pinto, olía horriblemente. De hecho hube de esquivar miradas de disgusto por parte de mis compañeros de laboratorio cada vez que abría el congelador. Claro que se que no pueden criticarme en exceso: sus huevas de erizo desecadas en estufa tampoco constituyen el componente secreto de ningún perfume francés (o sí, quien sabe).

Marcado de un ejemplar de congrio (Conger conger).

En un principio ponderamos la inserción quirúrgica de las marcas en la cavidad abdominal. Después una serie de pruebas con la ayuda de Marta Castelo, veterinaria especializada en peces (y otros vertebrados) en cautividad, nos decantamos por una inserción externa. Finalmente hemos desarrollado un método de inserción mediante marcas «T» (o Floy Tags) que resulta tan rápido que no precisa de la administración de anestésico a los animales (aunque no a todos, como veremos). Con este método minimizamos el período de recuperación de los ejemplares y el estrés al que se ven sometidos, cuestión de vital importancia si tratamos con peces.

Inserción quirúrjica de una marca de telemetría.

Un pinto (Labrus bergylta) recién capturado y listo para su liberación después de ser marcado.

La cuestión del cambio en las costumbres y la supervivencia de los animales después de la inserción de la marca sería resuelta mediante el seguimiento de ejemplares mantenidos en cautividad en las instalaciones del Aquarium Finisterrae de A Coruña.

Instalación de la base de cemento para el fondeo de los VR2W (receptores de las marcas de telemetría).

Un vídeo demostrativo de la instalación del mismo receptor.

Una vez que instalamos los receptores en nuestra área de estudio, todo estaba preparado para comenzar la fase final. Solicitamos permisos de pesca experimental para adquirir los ejemplares necesarios y salimos de pesca. En nuestro primer lance obtuvimos nada menos que 3 congrios. Ahí se acabó nuestra suerte, tras varios infructuosos intentos, recurrimos a los profesionales que operan en la zona. Tampoco hubo suerte.

Congrio recién capturado.

Un amigo me aconsejó que me diese de alta en foros especializados en pesca en mar y solicitase colaboración. Así lo hice, ya desesperado en www.rapaleando.com y www.robalizas.net. Todo bien al principio, congratulaciones por nuestro proyecto, numerosos ofrecimientos de ayuda, algún que otro intento pero ninguna efectividad. Cuando los tertulianos comenzaron a discutir acerca de si era acertado o no que pagásemos a los pescadores por las piezas capturadas (inicialmente 10 € por ejemplar, 50 € finalmente), empecé a impacientarme. Cuando empezaron a quedar para tomar cervezas pensé que no íbamos a conseguirlo.

Fue entonces cuando conocí a Carlos, ojillos azules y franca cara de angelote barbudo. El mejor pescador de lubinas de la zona. No quería el dinero, él buscaba feed-back. Quería conocer mejor a sus presas habituales: las lubinas.- Yo me encargo, esto me encanta -me decía muy serio,- me gusta la pesca más que respirar -.

Congrio recién marcado y listo para ser liberado.

En menos de una semana nos solucionó el compromiso: en 2 días teníamos las lubinas (la mayor rondaba los 3 Kg), se organizó con su amigo Chuchi para largar un palangre y obtener los congrios y con Fernando para las maragotas en otra jornada. Estupendo.

De delante hacia atrás: Chuchi, un servidor y Carlos virando el palangre.

  

De hecho capturamos con gran sorpresa 2 morenas (Muraena helena) con el mismo aparejo.

En lo único que no resultó de gran ayuda fue a la hora de echarle la mano a los congrios.- ¡Ay!, que si te muerde te arranca la mano, ¡que yo lo se!. -Finalmente anestesiamos a los congrios, más que para evitar mordiscos, para permitirnos insertarles las marcas sin peligro de insertárnoslas a nosotros mismos en el proceso.

 

¡Atrápame ese congrio!. Unos buenos alicates estratégicamente oxidados son absolutamente imprescindibles.

Con este cartel intentamos difundir entre los pescadores la posibilidad de que pesquen peces marcados para que nos ayuden con nuestro proyecto.

Gracias a Javier, a Tito y a Iván, a Fernando, a Chuchi y (sobre todo) a Carlos por su inestimable colaboración en este proyecto. Gracias igualmente a mis compañeros del Grupo de Recursos Marinos y Pesquerías, a los estudiantes voluntarios que han participado: Palma, Patricia, Pablo, Ana y Rocío (estas últimas autoras del blog sirenitas sin capucha) y a los trabajadores del Aquarium Finisterrae.