Coral y carnaval (II)

La noche es cálida, el mar está en calma y no hace viento. Tampoco hay luna, pero una increíble Vía Láctea me permite distinguir las formas de mis compañeros. ¿Cómo se meten tres brasileños y un español en un bote de 2.5 m?. Fácil, dos a babor y dos a estribor, ¿no?. El chiste son los equipos de buceo, de fotografía y de investigación. Las piernas se me han dormido, pero sonrío mientras contemplo la Cruz del Sur, arriba, guiándonos. Súbitamente, la botella de Rodrigo resbala y tenemos que detenernos para, hechos una madeja, devolverla a su espalda. Pasan dos minutos y vuelve a caerse. Luego le toca a la de Carlos. Nos partimos de risa.

Hace ya media hora que nos separamos del Titán; 20 metros de hogar durante dos semanas de investigación en el Archipiélago de Abrolhos, en la costa de Brasil. A bordo, un equipo de campaña formado por 12 biólogos marinos coordinados por Ronaldo Francini, de la Universidad Federal de Paraiba y Rodrigo Moura, de la Universidad Federal de Río de Janeiro. Nuestras tareas van desde la realización de censos de peces hasta la extracción de moco de pez loro.


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El Titán, desde Abrolhos.

Un pez loro en su cubierta de moco. Les protege frente a depredadores nocturnos o parásitos.

Tomando muestras de moco de pez loro.

¡Nos hundimos!- alerta Guillerme. Se acabó la juerga. Encendemos las linternas para comprobar que el bote se mantiene a flote sólo porque es hinchable. Lo hemos sobrecargado y el motor está a punto de hundirse. Achicamos frenéticamente hasta que pasa el peligro y reanudamos la navegación. Me concentro y pienso en los tiburones grises que se han visto durante el día en el arrecife al que ahora nos dirigimos. ¡Quizá pueda fotografiar uno!.

Ya en el agua desecho la idea. Está tan oscuro que un tiburón podría pasar a 1 metro y no lo vería. Procuro no romper los corales en la penumbra de mi linterna mientras busco erizos para que Rodrigo instale las cámaras que nos desvelarán sus movimientos durante esta noche. Terminado el trabajo, Rodrigo pregunta por señas el aire que nos queda. Suficiente para dar una vuelta. Descendemos verticalmente por la pared del arrecife hasta el fondo, a 20 m. Aquí debajo no hay nada vivo. Todo el coral está muerto. Despojos colgantes proyectan sombras fantasmagóricas a la luz de las linternas. Parece una catedral en ruinas, o una tumba.

Un tiburón guitarra (Rhinobatos sp.) sobre el fondo.

Una tortuga marina, despistada en la oscuridad.

Un bello crinoideo, alimentándose durante la noche.

La superficie del arrecife es muy distinta. Sobre todo a la luz del día. Un jardín fantástico poblado por peces de colores. La formación dominante aquí es el arrecife chapeirão. Se trata de una formación exclusiva que parece un champiñón gigante. En algunas áreas centenares de estas formaciones crecen juntas y pueden suponer un obstáculo importante para la navegación. Estas son las aguas más peligrosas del Atlántico Sur. Abre-os-olhos, avisan las islas, y un millar de pecios da fe de los capitanes que no lo hicieron.

La superficie de un chapeirão, a la luz del día.

 

Un enorme coral cerebro, endémico de estas aguas.

Pólipos de coral.

Coral y carnaval

A pesar de las apariencias, estoy en Brasil con Diana (miparejadentroyfueradelagua) ya que hemos sido invitados por Ronaldo Francini-Filho, de la Universidade Federal da Paraiba para realizar una estancia de investigación de 1 mes. Ronaldo y su grupo de investigación tienen una gran experiencia en ecología de ambientes costeros (sobre todo coralinos) y usan metodologías similares a las que usamos varios de los miembros del Grupo de Investigación en Recursos Marinos y Pesquerías.

Ronaldo, durante una sesión de foto-cuadrado.

Ronaldo ha organizado durante todo este mes de febrero una expedición multidisciplinar para investigar múltiples aspectos de la ecología de los arrecifes de coral del entorno del Parque Nacional del Archipiélago de Abrolhos. A bordo hay estudiantes e investigadores realizando tareas que van desde la realización de censos de peces hasta la extracción de moco de peces loro para identificar los virus presentes.

Un pez ángel (Pomacanthus arcuatus) en el entorno del Parque Nacional del Archipiélago de Abrolhos.

Además de facilitar el intercambio de conocimientos y experiencias, tenemos la intención de establecer contactos permanentes que nos permitan colaborar en el futuro con Ronaldo y su grupo de investigación.

Esta gorgonia es endémica del Brasil. 

 

 

Con mi pensamiento sigo el movimiento de los peces bajo el agua

O al menos esto es lo que cantaba la estatua del jardín botánico de Santiago Auserón, en aquel memorable sencillo de Radio Futura (1981).

La estatua del jardín botánico de Radio Futura en You Tube

Y también es lo que hicimos para estudiar a distancia los movimientos de lubinas, maragotas y congrios y después publicar nuestros resultados en la revista Scientia Marina (aquí toda la historia, y aquí y aquí y aquí y aquí).

 

En la figura se muestran los movimientos de algunos de los peces seguidos mediante telemetría manual.

El artículo (que forma parte de mi tesis doctoral) se publica en el próximo número de Scientia Marina y se resume en un párrafo:

Labrus bergylta, Dicentrarchus labrax y Conger conger son depredadores habituales de los ecosistemas costeros del Noreste Atlántico que en este trabajo se estudian por vez primera mediante telemetría ultrasónica en el medio natural. Se demostró la viabilidad del uso de esta tecnología con estas especies y la información sobre sus movimientos se usó para obtener resultados preliminares a corto plazo acerca de la fidelidad al hábitat, la temporalidad diaria de la actividad y el tamaño del área vital. Se emplearon complementariamente dos métodos de telemetría: seguimiento manual y automático en un tramo de costa caracterizado por su elevado grado de exposición al oleaje (A Coruña, NW Spain). Los C. conger permanecieron en el área durante los períodos más largos (17 días), abandonando periódicamente sus refugios al atardecer o durante las noches para buscar alimento. El tamaño de su área vital fue muy pequeño (604 m2). Los L. bergylta no fueron detectados en los receptores automáticos, pero el tamaño de su área vital (entre 2874 y 5184 m2), evidencia un elevado grado de sedentarismo y movimientos muy limitados. Por el contrario, los D. labrax abandonaron el área durante los intervalos más prolongados (9 días), detectándose igualmente durante el día o la noche. Su área vital fue la de mayor tamaño (hasta 26396 m2), evidenciándose un comportamiento espacial complejo y a gran escala.

 

 

Mar del Norte

Las fronteras naturales, como las humanas, son lugares complejos. Su naturaleza no perdona errores, pero en ocasiones ofrecen buenas oportunidades a los habitantes con la fortuna de aprovecharlas. Los ecólogos denominan ecotonos a las fronteras que unen ecosistemas. En ellos la diversidad de animales y plantas suele ser muy elevada, ya que se nutren de los representantes de ambos lados de la frontera y además, de sus propios especialistas (los contrabandistas, podría decirse).

Otras fronteras, por el contrario, son tan abruptas que en realidad separan a sus habitantes. Alfred Russell Wallace (1823-1913), el coautor de la teoría de la evolución con Darwin, pasó varios años viajando por el archipiélago malayo recolectando especimenes para su venta. Como resultado de sus investigaciones y viajes, se dio cuenta de que las faunas de Oceanía eran diferentes de las de Asia. La línea imaginaria que las separa se denomina desde entonces Línea de Wallace.

(CC. Dibujo de P. A. Salguero. Modificación en castellano de Image:Wallace's line.jpg)

La Línea de Wallace, que separa las faunas de Oceanía y Asia.

Pero una de las primeras cosas que uno aprende al fotografiar en la naturaleza es que, al contrario que entre las construcciones humanas (Gaudí fué bastante animal en este sentido), las líneas rectas son prácticamente desconocidas; y bajo el agua, la ausencia de rectas constituye toda una ley. Pero toda ley tiene sus excepciones y este es el relato de una de ellas.

La frontera es difusa y tortuosa, pero culebrea incansable y aparentemente sin fin a 10 metros de profundidad bajo la agitada superficie.

En ella se separan (¿o se reúnen?) dos antiguos reinos que dan vida al paisaje submarino del Mar del Norte Escocés. Arriba se agita lo que debería permanecer inmóvil: el oleaje mece grandes algas pardas. Debajo, incongruentemente inmóvil, un tapiz animal colorea las rocas: manos de muerto. Miles de ellas.

Manos de muerto rosadas, manos de muerto fuertemente anaranjadas…

… manos de muerto pequeñas, manos de muerto enormes…

Manos de muerto por todas partes.

Los corales abajo, las algas arriba.

Las rocas llegan a desaparecer bajo las colonias de estos corales.

Resulta un nombre un tanto tétrico para unos animales tan vistosos. Las manos de muerto son colonias de corales blandos que habitan las aguas templadas y frías de varios océanos. Pero aquí, en las frías y turbias aguas del Mar del Norte, alcanzan su máxima expresión.

Cuando esa mañana salí de Edimburgo y conduje hacia el amanecer tenía la vaga esperanza de realizar una inmersión en algún punto del litoral del Mar del Norte. Así que, un poco a la aventura, visité un par de pueblos costeros, de esos con pequeños puertos acorazados ante la furia de los mares de esas latitudes.

Un barco saliendo del puerto para faenar.

Si el paisaje y el Mar de Escocia son agrestes, todo lo contrario sucede con sus gentes. Los escoceses son muy amables. Pero hablan muy raro. Así que a pesar de sus buenas intenciones me perdí varias veces antes de llegar a donde me indicaban, ya desesperado. Mereció la pena.

St Abbs es un pequeño y precioso pueblecito incrustado en el impresionante litoral del Mar del Norte.

Hace ya unos años se creó aquí una reserva marina con una particularidad que en mi opinión la haría inviable en nuestro país: es voluntaria. Sólo están prohibidas las artes de pesca de arrastre. Los pescadores de la emplean artes tradicionales como las nasas para capturar los abundantes mariscos de esta reserva de St Abbs y Eyemouth. Los gestores de la reserva han dado a conocer un código de conducta y proponen medidas de gestión a los pescadores y visitantes.


Ver St Abbs & Eyemouth en un mapa más grande

La Reserva Marina de St Abbs y Eyemouth. 

Un arrastrero irlandés del Mar del Norte.

La reserva fue creada en 1984 y parece que renta buenos servicios a nivel ecológico, pesquero y turístico. En estas aguas lo único que abunda más que las manos de muerto son los mariscos. Una multitud de nécoras, bogavantes y bueyes de Francia se arrastran por el fondo, compitiendo por las pocas grietas que quedan libres. Los bogavantes son los únicos que se consumen en el mercado local, las nécoras se exportan a España y los bueyes se desechan. Por otro lado, las aguas de la reserva son uno de los 3 mejores sitios de buceo de Gran Bretaña y son visitados por miles de turistas cada año. Y también es un lugar importante para la nidificación de aves marinas, especialmente frailecillos y gaviotas tridáctilas.

Una nécora (Necora puber) entre las omnipresentes manos de muerto.

Uno de los abundantes bogavantes (Homarus gammarus) de la reserva de St Abbs y Eyemouth.

Los bueyes de Francia (Cancer pagurus) se cuentan por miles.

Buey escocés (Bos taurus) para establecer comparaciones.

Una pequeña embarcación, calando nasas en la Reserva de St Abbs y Eyemouth.

Estas estrellas de mar son muy grandes.

Las ofiuras, más pequeñas, a cambio son más coloridas.

Durante una de las inmersiones tuve la buena fortuna de poder contemplar a un ejemplar de una de las especies de peces más amenazada del mundo: el bacalao del Mar del Norte. Estos animales han sido objeto de una persecución tan intensa que según algunos autores está virtualmente extinto y nunca podrá recuperar sus abundancias pasadas. No tuve la misma suerte con el pez lobo, que a pesar de habitar estas aguas, se mostró esquivo. Las maragotas por el contrario, son muy abundantes, enormes y muy confiadas.

Un bacalao (Gadus morhua) bajo una roca. Es un pez muy bonito, de un vistoso moteado sobre un fondo anaranjado.

¿Una larva de bacalao?.

Una confiada y vistosa maragota (Labrus bergylta).

Una pequeña maruca (Molva molva) entre las rocas. Estos peces llegan a alcanzar los 2 m de longitud.

La costa de St Abbs, con la colonia de aves marinas al fondo.

El motivo de mi viaje a Escocia, por otra parte era asistir al Simposio Europeo de Biología Marina para presentar nuestros primeros resultados acerca de la evolución temprana de otra reserva, la de Os Miñarzos en Lira (A Coruña).

El póster que presentamos en el Simposio Europeo de Biología Marina.

Pero indudablemente Escocia en verano es demasiado atractiva como para pasarse una semana en un congreso…

Así que hubo que darse una vueltecita por las Highlands…

Disfrutar de la gastronomía local.

O no tanto…

… conocer paisajes pintorescos…

… y trabar relación amistosa con algunos de los habitantes locales.

Consejos para viajeros

Para no correr el riesgo de volverse sin haber mojado el traje, lo aconsejable es organizarse un poco si uno tiene intención de bucear (sobre todo si se ha viajado con el equipo a pesar de la frontal oposición de tu pareja) . Yo tuve la increíble suerte de encontrarme en St Abbs con Amanda Thom, del Soutscroft Dive Center. Ella suele chartear los fines de semana uno de los barcos de buceo de la localidad para sus amigos. Amanda fue tan amable que me invitó a acompañarlos a cambio de compartir el gasto del barco. También me guió en las inmersiones e intentó (sin éxito) localizar para mi un pez lobo.

Buceamos desde el Tiger Lilly, un 12 m propiedad de Paul y Rachel Crowe.

Paul fue la primera persona que me encontré al llegar a St Abbs. Me miró ciertamente confundido cuando le pregunté si por allí alguien buceaba. Si bien el estaba liado con una botella de buceo y un compresor de carga, yo en aquel momento aún desconocía que el regentaba un hotel para buceadores y que aquella era una reserva marina visitada por miles de buceadores.

La flotilla de barcos de buceo en el puerto. En todos ellos hay un ascensor que facilita enormemente el retorno a la embarcación desde el agua.

La temporada de buceo es más larga de lo que cabría esperarse para estas latitudes y puede bucearse casi todo el año. El agua es fría, no llegaba a 14º en el mes de agosto, así que el traje seco es muy recomendable.

El amistoso grupo de buceadores que me admitieron en su barco.

Antes de la segunda inmersión los barcos vuelven a tierra para que los ateridos buceadores puedan reconfortarse con un café bien caliente en el pequeño restaurante del puerto. Un menú alternativo que recomiendo es cullen skink, una sopa a base de pescado, cebolla y patatas con un delicioso aroma ahumado, regada con una buena pinta de Tennents, la cerveza local con más éxito. Caso omiso a los comentarios del resto de buceadores.

El lugar de mi segunda inmersión. Desgraciadamente una fuerte corriente nos impidió localizar a los peces lobo.

Contacto y reservas

El Rock House es un encantador bed & breakfast especializado en turismo subacuático.

Está en el puertito de St Abbs y es un lugar inmejorable para conocer los fondos marinos del Mar del Norte de Escocia.

Tlf. 07710961050 /paul@divestabbs.com

Un grupo de cisnes en el puerto de St Abbs.

El Scoutscroft, regentado por Amanda Thom, es un centro de vacaciones que organiza viajes y excursiones por Escocia e incluye tienda de buceo.

Tlf. 01890771669 / divescoutscroft@yahoo.co.uk 

St Abbs y su puerto, en el entorno de su Reserva Marina.