«El bosque atlántico bajo el mar es algo que casi nadie conoce»

En La Voz de Galicia publicaron hoy una reseña sobre la charla que ofrecí en el Museo do Mar de Laxe la pasada semana. Este es el texto: 

«El bosque atlántico bajo el mar es algo que casi nadie conoce»

El biólogo Pablo Pita abogó en Laxe por el aprovechamiento turístico de recursos submarinos

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BASILIO BELLO
CRISTINA VIU 
CARBALLO / LA VOZ 
Pablo Pita (A Coruña, 1971) es biólogo y forma parte del Departamento de Economía Aplicada de la Universidade de Santiago. El sábado ofreció en el Museo do Mar de Laxe una charla sobre el potencial de la riqueza submarina como recurso turístico, dentro del programa Reláxese.

-¿Entraría esa propuesta dentro del turismo verde o ecológico?

-En Galicia se centra en el interior y en las casas rurales, pero en cuanto a los atractivos de la costa y la biodiversidad marina no está nada explotado. El potencial que ofrece es muy alto. En la charla pregunté cuánta gente había paseado el último año por un bosque de carballos y todo el mundo levantó la mano, pero cuándo quise saber cuántos bucearon por un bosque de algas, solo hubo uno y es el ecosistema más rico que tenemos en Galicia. El bosque atlántico bajo el mar es algo que casi nadie conoce.

-¿Puede ser rentable?

-Esperemos que el paisaje submarino se pueda aprovechar para la pesca recreativa, el buceo autónomo, la observación de mamíferos marinos o incluso obtener beneficios espirituales porque la biodiversidad forma parte del acerbo gallego.

-Pero no es lo mismo andar por una carballeira que echarse al mar a bucear.

-Sí, es más complicado, sobre todo el submarinismo porque hay que ser mayor de 14 años, sumergirte con otra persona y gastar en el material. Pero no pasa lo mismo con el esnórquel, que es muy frecuente tanto en el Mediterráneo como en Canarias. En Galicia está por desarrollar porque dicen que el agua está fría, pero se puede hacer en verano y no necesitas más que unas gafas y unas aletas. Sería interesante que lo apoyaran iniciativas públicas o privadas. En las Cíes ha habido alguna pequeña experiencia.

-¿Por qué tendría que hacer esnórquel o submarinismo?

-Para disfrutar de uno de los ecosistemas más ricos y diversos del mundo, incluso mejor que los tropicales. La laminaria es refugio de muchísimos peces que quedan prácticamente al alcance de la mano. La pega es que el agua está verde y que hay olas, pero la costa gallega es muy recortada y siempre encuentras algún sitio en el que pasear por un bosque de algas.

-Sin embargo, en la Costa da Morte el mar ha sido un lugar de trabajo e incluso de sufrimiento y a mucha gente le cuesta todavía verlo en plan recreativo.

 -Aquí ha habido una visión utilitarista de los recursos y los servicios han ido en ese sentido. El turismo ha desarrollado la demanda de otras prestaciones, en busca no solo de productos de primera calidad, sino de experiencias vitales y agradables. Estamos terminando un estudio en el que se pone de manifiesto que la pesca recreativa en Galicia gasta al 100 millones de euros en material, lo que supone el 0,2 % del PIB. Casi todos son hombres, si se animaran las mujeres el incremento de la importancia económica y social sería enorme, solo con que los aficionados fueran acompañados por sus parejas. La pesca comercial en primera venta es un 0,8 % del PIB. La náutica recreativa es una riqueza que se está escapando y que no veo que esté en la agenda política. No soy pescador, aunque tengo licencia de pesca. Siempre me interesó más la fotografía submarina.
 -Convénzame para que me zambulla.

-Piense que nos estamos olvidando de la mitad de la riqueza patrimonial, nos falta ese mundo que es absolutamente fascinante y al que podemos tener acceso solo con unas aletas y un tubo en verano y entre las rocas. Yo lo he hecho con gente y la primera vez que han estado bajo el mar en Galicia se han quedado completamente alucinados. Mi hija de 6 años no quería salir del mar cuando la llevé.

Buceando en las Antípodas

Hace ya más de dos años que volví de mi viaje a Australia para visitar a mi colega y amigo Jeremy Prince. De mi trabajo en Australia y de la posterior visita de Jeremy a Galicia ya he tratado en entradas anteriores de este blog. Pero naturalmente (en la acepción más estricta del término) durante mi viaje tuve la oportunidad de contemplar una pequeña pero selecta representación de la extraña y maravillosa flora y fauna submarina de esta isla continente. Este es el relato de mis experiencias.

Perth, la capital de Australia Occidental es la ciudad más aislada del mundo. La ciudad más cercana no está en Australia, sino en Indonesia. Además, la gente hace su vida en una estrecha franja de costa, huyendo del «Outback», el abrasador desierto interior. Tim Winton, uno de los escritores de mayor éxito de Australia, explica que «en el Oeste vivimos de espaldas a tierra, pero con el mar en la mirada «. Aislados y cercados por el desierto, la relación de los Aussies del Oeste con el mar es necesariamente muy estrecha, y es también por ello que aquí todo el mundo tiene una historia de tiburones que contar.Fremantle 2Freemantle, cerca de Perth, mi hogar durante mi estancia en Australia Occidental.

Esta gente adora el mar, nadan y navegan en masa con la seguridad de que las avionetas y helicópteros de la «shark patrol» zumban por encima de las cabezas cada pocos minutos. Pero tal y como me explica Jeremy en su barco de camino a Rottnest Island, más que por razones de verdadera eficacia, se trata de generar confianza entre bañistas, surfistas y navegantes.

El ancla aún no ha tocado fondo en las cercanías de Rottnest Island, una pequeña isla muy popular como destino turístico, cuando Jeremy, mitad persona, mitad mamífero marino, ya está en el agua con su fusil de pesca.Rottnest islandUn popular fondeadero en Rottnest Island.

Yo me demoro un tanto con Adrian Hordyk, biólogo, colega y compañero de inmersión, poniéndome el pesado equipo bajo un sol de justicia. Abajo me tienta una prometedora agua turquesa, aunque relativamente fría por la influencia de la corriente de Australia Occidental.Rottnest island 2La playa sumergida, en Rottnest Island.

Aquí se da una interesante mezcla de fauna y flora debido a la influencia de la corriente de Leeuwin, opuesta en sentido y temperatura a la anterior. Por ello aquí se pueden contemplar corales conviviendo con bosques de macroalgas pardas.Diving 6Una colonia de coral duro, en aguas de Australia Occidental.

Doncella Una doncella Coris auricularis sobrenadando una formación rocosa cubierta de fauna sésil.

Diving 21Esponjas tapizando la roca, a 18 metros de profundidad.

Diving 15Una esponja negra sobre las rocas.

Diving 10Rocas cubiertas de fauna.

En el fondo arenoso bajo el barco me da la bienvenida un gran ejemplar de tiburón wobbegong, perteneciente a una familia casi exclusiva de estas aguas. Se trata de un tiburón muy tranquilo, que permite acercarse a él a placer. Nada que ver con sus primos, los grandes blancos que abundan en estas aguas.Wobeggong shark 1Un hermoso ejemplar de tiburón wobbegong Orectolobus sp., descansando junto a un afloramiento rocoso en la costa de Australia Occidental.

Wobeggong shark 2Detalle de la cabeza de un wobbegong, mostrando sus característicos barbillones.

Mientras Jeremy se queda pescando cerca del barco, Adrian y yo exploramos las rocas calcáreas de caprichosas formas que caracterizan el paisaje submarino de esta área de Australia.

Diving 28

Diving

Diving 24Las formaciones calcáreas favorecen la presencia de cuevas submarinas.

El exterior de las numerosas cavernas submarinas, con permiso de los tiburones blancos, está dominado por bancos de enormes sargos búfalo, que entran y salen de las oquedades a modo de grandes obuses plateados.

Fish 2Las comunidades de peces están dominadas por los bancos de grandes sargos búfalo Kyphosus sydneyanus.

Fish 6Los enormes Dactylophora nigricans se acercan al fotógrafo sin ningún miedo.

No me gusta adentrarme en las cuevas, ni siquiera las terrestres, pero por esta vez haré una excepción porque Adrian me ha explicado que los diablos azules suelen esconderse en ellas durante el día. Los diablos azules sólo pueden verse en estas aguas, así que reúno coraje y me acerco a la entrada de una de las cuevas más amplias. La abertura, de unos dos metros de diámetro, está guardada por un banco de bonitas colas de golondrina, que se separan cual la cortina de antiguo teatro para dejarme paso.

Fish 8Los bancos de colas de golondrina Centroberyx lineatus aguardan a la noche en la seguridad de las cuevas.

Iluminándome con la linterna de mi flash submarino mientras me habitúo a la penumbra, me detengo junto a un pez cofre mientras las abigarradas antenas de las langostas acarician mis aletas.

Fish 4

LobsterLos peces cofre Anoplocapros lenticularis y las langostas Panulirus cygnus también se refugian en las cuevas durante el día.

Me adentro un poco más en la cueva para doblar un gran saliente rocoso que me impide el paso. Trato de no tocar las paredes de la cueva para no dañar a los corales blandos que las tapizan. El saliente me fuerza a pasar cerca del techo y mientras trato de que la grifería de la botella no choque contra la roca, vislumbro con el rabillo del ojo una mancha negruzca cerca del fondo. Enfoco la linterna y con un fogonazo un precioso pez azul eléctrico se destaca contra el inmaculado fondo coralino. ¡Un pez diablo azul!. Lo contemplo embelesado un buen rato, mientras pienso que ha merecido la pena superar mis temores y explorar la caverna.

Devil fish 3Este bonito diablo azul Paraplesiops meleagris, de unos 20 cm de longitud y nada tímido con los buceadores, descansaba en el interior de una cueva rocosa.

Una vez fuera de la cueva, y antes de volver al barco me recreo en una soleada pradera de hierbas marinas y contemplo los bancos de juveniles que juguetean entre las hojas. Cerca de ellos tengo la suerte de ver un banco de vistosas viejas viudas, otra de las especialidades locales.

Diving 16Grupos de juveniles nadan entre otros de los hábitats característicos de los fondos más someros: las praderas de fanerógamas marinas.

Finalmente busco la cadena del ancla y subo a su lado sin poder evitar pensar en que hace unos seis meses un buceador murió devorado por un tiburón blanco en esta zona mientras realizaba una parada de descompresión. No sabía que los grandes blancos atacasen a buceadores sumergidos, hasta ahora creía que se limitaban a los bañistas o surfistas en superficie. Subo a cubierta, donde Jeremy nos espera desde hace un rato, levantamos el ancla y nos dirigimos a nuestro segundo punto de inmersión.

PecesUn vistoso grupo de viejas viudas Enoplosus armatus, también exclusivos de estas aguas.

Tras apenas unos minutos de navegación nos detenemos al lado de una boya oceanográfica de un amarillo brillante, ya con el sol besando el horizonte. Mientras preparamos los equipos, linternas incluidas, Jeremy comenta desenfadadamente que estamos junto a la boya australiana con mayor número de detecciones de marcas en tiburones blancos. Me lo pienso mientras parpadeo y les propongo atropelladamente que nos vayamos tranquilamente a disfrutar de unas bien merecidas cervezas. Todos coincidimos, así que levamos anclas y nos vamos derechitos al primer bar que encontramos.

Buceando con atunes gigantes

Un gran atún rojo de más de 400 kg se desliza sin esfuerzo aparente hacia el objetivo de mi cámara, en el azul, a 15 m de profundidad. Me encojo inconscientemente, anticipando un golpe que nunca llega. Un leve cambio en la disposición de sus aletas y el atún pasa a mi lado.

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Un gran ejemplar de atún rojo Thunnus thynnus posando para mi.

Me arriesgo a perder el vuelo de vuelta, y se que no debería bucear antes de volar, pero la tentación es demasiado fuerte. Sumergirme con animales de más de 500 kg de peso, capaces de lanzarse a más de 60 km/h es algo que no pasa todos los días.

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Un grupo de atunes, recortados contra el sol del amanecer.

Son unos animales magníficos, espectaculares, que a pesar de su tamaño se mueven con una ligereza sorprendente para evitar atropellarme mientras torpemente trato de acercarme a ellos. Los contemplo a placer durante un rato, demasiado corto, y vuelvo con desgana a la superficie para tratar de no perder ese vuelo.

Barco

El barco encargado de la alimentación de los atunes (y mi taxi de vuelta a tierra), patroneado por un ex-pescador catalán que desguazó su barco, harto de salir a pescar para acabar pagando el gasoil.

Estoy en las jaulas de engorde de atún que el Grupo Balfegó tiene instaladas en la costa de Tarragona. He sido invitado por la empresa IMA SL, especialista en instalaciones off-shore y de cultivo multi-trófico, a asistir a la VII Jornada Científica sobre el atún rojo, organizada por el Grupo Balfegó.

Jaulas 3

Jaulas Jaulas 2 Jaulas 4

Cada día de alimentación supone un gasto de 25,000€ en caballa. Una pequeña parte es saqueada por las numerosas gaviotas.

Durante las interesantes ponencias, he podido constatar la pasión que destilan los representantes de las diferentes corrientes de opinión con respecto al estado de las poblaciones de atún rojo del NE Atlántico.

cierre

La jornada fue clausurada con la intervención de la ministra Isabel García Tejerina.

Parece que la mejoría de las poblaciones de atún rojo es evidente para todos, pero mientras que científicos y ONGs se inclinan por la cautela, el sector pesquero aboga por una elevación de las capturas. La próxima reunión de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico se promete muy interesante, ya que sus conclusiones son muy esperadas por todos los sectores implicados en esta pesquería.

Yo me quedo con el comentario de Manel Balfegó, quinta generación de pescadores:

Cuando yo empecé a pescar hacían falta pasar 18 meses en alta mar para ganarse la vida. Este año hemos pescado nuestra cuota en escasamente 23 h.