Laminarias: haberlas hailas

El propósito de esta entrada es doble: por un lado especular acerca del origen de la disminución de las poblaciones de algas laminariales en Galicia y por otro darle la bienvenida a un colega por partida cuádruple.

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Población de algas laminariales (Saccorhiza polyschides) en las Islas de San Pedro (A Coruña).

Hace tiempo que en este espacio, por medio de mi antigua relación con la FEGAS, me hice eco de los comentarios de buceadores y pescadores submarinos acerca de la disminución de la extensión y densidad de las algas laminarias gallegas. En un post de abril de 2007 escribía:

Según informaciones de diversa procedencia que he venido recogiendo en los últimos años, se ha venido constatando una disminución de las densidades y la extensión de los campos submareales de laminarias en toda Galicia. Estas comunidades de grandes algas, que sobrepasan ampliamente los 2 metros de altura, están formadas por las especies: Laminaria ochroleuca, Laminaria hyperborea y Saccorhiza polyschides, tienen una importancia vital para el conjunto de los ecosistemas litorales gallegos, puesto que ofrecen alimento y refugio a una gran cantidad de organismos marinos. La disminución de la cobertura vegetal de estos «bosques» afectaría de forma extraordinariamente negativa a diversos sectores de la economí­a gallega, desde las pesquerías profesionales y deportivas hasta el submarinismo.

 

Con la finalidad de conocer la importancia de reducción de estas fitocenosis tan relevantes para los ecosistemas costeros iniciamos el Proyecto Laminaria. El proyecto comenzó como una colaboración entre el Departamento de Biología de la FEGAS (del que fui responsable) y el Grupo de Recursos Marinos y Pesquerías (RMyP, en el que trabajo). Empleamos 2 metodologías: (1) cuantificábamos las densidades de algas en el interior de áreas de muestreo distribuidas en 10 localidades repartidas a lo largo de la costa gallega (responsabilidad de la FEGAS); y (2) cuantificamos coberturas mediante series temporales de imágenes por satélite (responsabilidad del RMyP).

 

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Instalación de una de las áreas de muestreo (transecto de 10 m2 ).

 

Por cuestiones de origen múltiple y que no vienen al caso, el método (1) hubo de ser desgraciadamente abandonado antes de obtener resultados, mientras que el (2) ha dado ya sus primeros frutos. El Diploma de Estudios Avanzados de Gema Casal, colega del RMyP, trata sobre este tema: Análisis de la viabilidad del uso de imágenes de satélite de alta  resolución espacial (SPOT) para la cartografía de bosques de laminariales de las costas de Galicia.

 

Pues bien, algunos de los buceadores del Club del Mar de San Amaro  me insisten desde hace meses en que la desaparición de las comunidades de laminarias en la Ría de A Coruña es total. De esta preocupación se ha hecho incluso eco la prensa local en un artículo para el que solicitaron mi opinión (La Voz de Galicia, 2008):

 

 

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Una de las fuentes del periodista Rodri García (empeñado en escribir que la parte del Proyecto Laminaria  a cargo de la FEGAS sigue en activo, a pesar de puntualizar yo lo contrario) es Óscar Francesch, biólogo, buceador, ex-trabajador del Centro de Investigaciones Submarinas y autor de este recientemente inaugurado blog .

 

Colega por partida cuádruple (sí, yo también sufrí al CIS), Óscar describe en dos muy interesantes posts (y 2) la relación entre la desaparición de las laminarias y el ramoneo por sabogas (Sarpa salpa). He de decir que he observado en los mismos lugares que Óscar describe (Rías de Ares y Coruña) los efectos de las sabogas, y aunque los considero de importancia, creo que no se trata de la causa última de la desaparición de las laminarias.

 

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Los bancos de sabogas (Sarpa salpa) pueden llegar a ser tan compactos que oscurecen el sol. Ría de A Coruña (04/09/2005).

 

Cuando por primera vez observé las señales de los dientes (medias lunas o círculos perfectos) sobre las frondes de las laminarias quedé muy extrañado. Cuando vi un banco de sabogas mi extrañeza se tornó en comprensión y admiración. Miles de peces (algunos muy grandes) mordisquean las frondes de las algas sin dejar de avanzar, tomando por un instante un individuo la cabecera del banco, para ser inmediatamente relevado por otro ejemplar, del mismo modo que los ciclistas se turnan para avanzar en las etapas llanas. Me llamó también la atención que los ataques no solían afectar a la zona del tejido meristemático, que el alga precisa para regenerarse anualmente. 

 

Por otro lado, tal y como señala Gema en su DEA, Hiscok et. al, 2004, escriben acerca de la relación entre el aumento de la temperatura global y la distribución de las laminarias:

 

 «(…) que de seguir este aumento de temperatura, es de esperar un desplazamiento hacia el norte de L. digitata, L. hyprborea y L. saccharina y en el caso extremo de que la temperatura estival se incremente en 4ºC, estas especies de Laminaria podrían desaparecer de las aguas de la Península Ibérica, costa atlántica de Francia, sur de Gran Bretaña e Irlanda, Mar del Norte y del Sur de Noruega.»

 

Adicionalmente, hace unos días que Juan Freire (RMyP), Ricardo Ferreiro (Grupo de Investigación en Biología Evolutiva de la Universidade de A Coruña) y un servidor, terminamos la redacción de un capítulo de un libro acerca del cambio climático para una administración pública. Ricardo hizo un gran trabajo de recopilación y análisis de información temporal acerca de la distribución de macroalgas tipo Kelp en Galicia, hallando evidencias de la incidencia del cambio climático que pudo cuantificar en la desaparición del 68% de las poblaciones de estas algas en los últimos 25 años (pendiente de publicación).

 

En definitiva y a mi modo de ver, la relación entre la disminución de las laminarias y el aumento global de la temperatura está bien documentado y me parece la hipótesis más plausible. Ahora bien, tal y como apunta Óscar, el efecto del consumo por parte de las sabogas no resulta despreciable y podría ser muy importante si se realiza sobre poblaciones residuales, poco abundantes y/o debilitadas. Si además en la actualidad se están atacando los meristemos de crecimiento (probablemente como resultado de la propia escasez del alimento), el daño resulta mucho mayor.

 

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Banco de sabogas (S. salpa) en la Ría de A Coruña (04/09/2005).