Viaje de un (sub)naturalista V

La paciencia es la madre de la ciencia

La frase me viene a la mente como un soniquete falto de contenido, puesto que mi abuela solía repetírmela a menudo, antes incluso de que yo pudiera tomar plena conciencia de su significado.

La pantalla del ordenador lleva una semana obstinada en mostrar nuestro perímetro de detección en blanco. Las baterías de nuestras boyas están a punto de agotarse y ya no espero detectar a los animales que hemos marcado. Todo ha sido en vano, meses de esfuerzos por adquirir y transportar más de 300 kg de telemetría de última generación a las Islas Galápagos, la tramitación de los permisos, la intendencia básica, las reuniones, las noches de guardia en vela…

VRAP1

“¡Tenemos una detección!”, me anuncia Julio Delgado, uno de los técnicos de buceo de BIOMAR (el laboratorio marino de la Estación Científica Charles Darwin). Me apresuro hasta el ordenador y efectivamente, allí está 3191, un macho de langostino (Scillarides astori) que entre las 21:00 h y 03:00 h de la pasada noche ha sido detectado y registrado por nuestro VRAP. ¡Qué razón tenía mi abuela!.

Estoy en las Islas Galápagos para encargarme de la sección de telemetría del proyecto «Manejo espacial del recurso langosta espinosa en las Islas Galápagos (GALANGOSTA)», financiado por la Xunta de Galicia y ejecutado por el Grupo de Recursos Marinos y Pesquerías de la Universidade de A Coruña y la Fundación Charles Darwin de Ecuador. 

Hemos instalado en Punta Estrada (Santa Cruz) 5 unidades VR2 (receptores automáticos de telemetría submarinos) y un sistema VRAP de 3 boyas (receptor automático de telemetría en tiempo real). Los VR2 detectarán a largo plazo la presencia de los animales marcados dentro de su rango de detección (estimado en 500 m). El VRAP, nos permitirá seguir en tiempo real los movimientos de los animales, que serán mostrados en la pantalla de un ordenador conectado mediante radio a las boyas perimetrales.

Punta Estrada

La situación de los VR2 se muestra mediante los puntos verdes y su rango de detección teórica mediante las circunferencias mayores. Los triángulos amarillos muestran la situación de las boyas del sistema VRAP.

Fondeo VRAP

A la izquierda César Peñaherrera, becario en BIOMAR, Jerson Moreno en el agua y Julio Delgado, fondean una de las pesadas boyas del VRAP.

 VRAP boya

Una de las boyas del VRAP en su posición de fondeo. Al fondo, Punta Estrada.

3191 es uno de los 2 langostinos y 6 langostas rojas (Panulirus penicillatus) que hemos capturado, marcado y posteriormente liberado en el área de estudio.

Midiendo una langosta roja

 Los crustáceos fueron medidos…

Pesando una langosta roja

… y pesados antes de ser marcados.

Marcando una langosta

A la izquierda, Alex Hearn, responsable del proyecto en Galápagos y a la derecha, Jerson Moreno, encargado de las operaciones de telemetría en las islas, marcan una langosta roja.

Tag

Las marcas de telemetría emiten impulsos ultrasónicos que serán detectados por los receptores de los VR2 y del VRAP. Son adosados al caparazón de los ejemplares mediante una resina tipo «epoxi» de secado ultra-rápido.

Langostino marcado

Las marcas permanecerán en los animales hasta el momento en que estos muden su exoesqueleto o bien sean recolectados por un pescador. Algunas de estas marcas, además de su posición, envían datos de temperatura y profundidad.

Mediante el proyecto GALANGOSTA, pretendemos entender la dinámica espacio-temporal de las langostas en la Reserva Marina de Galápagos y crear un sentido de propiedad del recurso en los pescadores. Si todo sale según lo previsto, serán propuestas soluciones a la sobrepesca actual de este recurso y al impacto ecológico derivado de su pesquería.

Mediante las experiencias de telemetría que estamos realizando, podremos describir y mapear la distribución y uso de hábitat de las langostas y entender sus patrones de movimiento (horizontales y verticales). Nos interesa enormemente determinar si existe un proceso de “spillover” desde hábitats próximos (situados a mayor profundidad o no), y comprender los patrones de uso del hábitat a micro y meso-escala.

Ahora que se que 3191 ha tardado una semana en salir de su escondrijo rocoso, soy plenamente consciente de que habremos de ser muy pacientes si pretendemos hacer ciencia con estos animales. ¡Gracias abuela!.