¡Qué bello es vivir! Abalones australianos y navajas gallegas

No puedo evitarlo. Me emociona Qué bello es vivir. Todas las navidades reponen este clásico que Frank Capra rodó en 1946 con el título original de It’s a Wonderful Life. George Bailey está a punto de suicidarse desde un puente cuando ve a un anciano a punto de ahogarse y se ve obligado a salvarlo. ¡La historia de su vida! Clarence, el anciano, es en realidad su ángel de la guarda. –Ojalá no hubiera nacido– le dice George en un momento dado. Y Clarence se lo concede. Cuando George vuelve al pueblo nadie lo reconoce y todo es diferente. En realidad todo es peor. Las buenas acciones que George realizó por su familia y vecinos durante toda su vida nunca se han producido. El resultado ha sido catastrófico para el pueblo. Desesperado, George vuelve al puente y pide que le devuelva su vida. Cuando su deseo le es concedido, George corre por el pueblo saludando a sus viejos vecinos, que ahora sí le reconocen. –¡Felíz Navidad!– les grita. Lagrimeo como un idiota.

Stephen Jay Gould utilizó este mismo argumento en su libro Wonderful Life (1989) para ejemplificar la importancia del azar en la historia de la vida. Gould defiende que el motor evolutivo está principalmente condicionado por la contingencia, no por la causalidad. Más allá de Gould, algunos historiadores actuales creen que la llamada historia contrafactual, la especulación sobre que hubiese pasado si no se hubiese producido un hecho determinado, constituye un método válido para el estudio de la historia.

En este sentido, cabría preguntarse que hubiese pasado si Jeremy Prince no hubiese sido pescador de abalones, además de biólogo. Jeremy desarrolló un método visual de evaluación de las poblaciones de abalones basado en la proporción de animales en edad reproductiva. Terry Adams, un experimentado buceador le proporcionó  la clave. -A veces pescamos todos los abalones de un arrecife. No dejamos ninguno. Volvemos pasado un tiempo y vuelven a estar ahí.– le confió Terry en una ocasión. –¿De dónde salen, Jeremy?-. Tanto Terry como Jeremy sabían que los abalones tardan años en crecer y que se mueven muy despacio, por lo que la recolonización desde arrecifes cercanos es muy lenta. Pero entonces, ¿de dónde venían los nuevos abalones?. -Puedes hacerlo durante años.- Continuó Terry -Los pescas todos y siempre vuelven. Hasta que de repente un día se acabó y ya nunca vuelven más-.

Abalon 2

Un abalón u oreja de mar en el Sur de Australia.

Terry además le comentó que ocasionalmente pescaba abalones con conchas extrañamente planas y limpias, sin algas en su superficie. Jeremy tardó un tiempo en darse cuenta de que se trataba de abalones inmaduros. Sus conchas son menos abultadas que las de los adultos debido a su menor volumen corporal. Jeremy también descubrió que los jóvenes son difíciles de ver porque se ocultan en grietas bajo las rocas. Por eso sus conchas no tienen algas, no disponen de luz suficiente.

Tamaños abalones

Abalones en distintas etapas de maduración. A la izquierda inmaduros y a la derecha los maduros.

-!Eso es!- Infirió Jeremy. Cuando los buceadores pescan todos los abalones de un arrecife dejan a los inmaduros, ocultos bajo las rocas. De modo que al cabo de un tiempo estos maduraran y colonizan la superficie. Cuando vuelven los buceadores, aparentemente todo vuelve a estar bien. Además siempre hay varias generaciones de juveniles guardando cola para madurar, por lo que el proceso se puede repetir varias veces, hasta que simplemente se extinguen.

Jeremy ha usado con éxito durante años su método de evaluación visual, ya que es muy rápido y barato, pero siempre ha sido consciente de sus limitaciones: es impreciso y por ello excesivamente conservador. Cuanto más precisa sea una evaluación pesquera, mayores riesgos pueden ser asumidos por los gestores y por lo tanto, mayores capturas obtienen los pescadores. Pero las mejores evaluaciones son prohibitivamente caras. Resulta muy complejo estimar la cantidad de desove de una población, sobre todo para las poblaciones con un largo historial de explotación. Resultan necesarios años y un montón de especialistas con un alto nivel de conocimientos científicos para conocer la estructura de edad, el crecimiento, la producción de huevos, la mortalidad natural y por pesca, la biomasa y el reclutamiento de una población de peces.

Afortunadamente para esta historia, además de pescador de abalones, Jeremy es un experimentado biólogo pesquero. Por ello estaba al tanto de que la pesca altera la estructura de tallas de las poblaciones explotadas. También sabía que la cantidad de desove de una población se puede medir en términos relativos, lo que se conoce como la tasa potencial de desove o SPR. Es decir, el potencial reproductivo de los individuos que no son pescados. Esta definición es aplicable tanto para el  individuo promedio de una población, como para una población en equilibrio con un esfuerzo pesquero estable. El SPR es inversamente proporcional a la intensidad de la pesca, de modo que un SPR del 50% permitirá la recuperación del recurso y un SPR <20% pondrá en riesgo el futuro de la pesquería.

Jeremy se cuestionó durante años la relación entre el  SPR y la forma de los abalones.  –La relación entre la altura y la longitud de la concha, ¿no es un índice bidimensional del cambio en volumen?, y el volumen, ¿no es un índice del peso?.– Se preguntaba mientras su perra lo paseaba camino de la playa. Y de repente algo hizo clic en su cerebro. -¡Entonces el SPR se puede estimar en los abalones como una función directa del peso!.– Exclamó mientras la gente lo miraba sorprendida y se apartaba recelosa-. Pero, si esto era válido para los abalones, ¿qué pasaba con el resto de especies?.

Demasiado trabajo urgente que realizar. !Y tres niños!. La idea quedó archivada en un cajón durante tanto tiempo que corrió peligro real de ser olvidada para siempre. Hasta que el azar, en la forma de Adrian Hordyk, un estudiante de doctorado, la rescató del olvido. O quizá Adrian estaba predestinado a encontrarse con Jeremy. El caso es que entre los dos analizaron las relaciones entre SPR, crecimiento y tamaño para una amplia gama de especies marinas, desde los caracoles hasta las ballenas. ¡Eureka!. Existe una relación genérica y simple entre el SPR y el tamaño corporal.

Adrian Hordyk

Adrian Hordyk, durante mi visita al Sur de Australia.

Jeremy y Adrian están terminando de crear una herramienta para estimar el SPR actual a partir del tamaño de madurez de la especie y alguna información acerca del tamaño corporal de la población. ¡Una herramienta que puede realizar una evaluación pesquera con una simple hoja de cálculo y datos procedentes de la propia pesquería!. La herramienta puede suponer una revolución para la gestión de las pesquerías, sobre todo para las pequeñas, tradicionalmente pobres en datos y en fondos para su gestión.

Jeremy, Adrian y yo trataremos de aplicar su herramienta para evaluar las pesquerías de navajas de la ría de Arousa. De esta manera los buceadores de navaja gallegos estarán en deuda con los buceadores de abalón de Australia. De la misma manera, yo estoy en deuda con Jeremy y Adrian por su inmejorable acogida en Australia. Quizá algún día podamos devolverles el favor. En todo caso, creo que es una suerte para las navajas gallegas que Jeremy decidiese un buen día convertirse en pescador de abalones.