Man ha muerto

Murió Man, O Alemán de Camelle. Probablemente no resultará descabellado pensar que lo hizo de pena. La visión de la obra de su vida irremediablemente afectada por las sucesivas mareas negras fue más de lo que su depauperada salud pudo resistir.

Recuerdo la primera vez que lo vi, desnudo e indómito en el mismo borde del mar embravecido. Recuerdo también lo excesivamente maduro que se me antojaba para andar sobrellevando de aquella forma las duras condiciones impuestas por tan singular morada. Pero parecía feliz. Lo supe cuando le entregué el dibujito por él solicitado como complemento de la visita a su insólito museo (aparte de los 20 duros). En aquel mal bosquejo aparecía él mismo en plena exclamación de dolor en el momento en que una de las piedras de las que se compone su obra caía sobre sus desnudos pies. Aquel brillo socarrón que asomó en sus ojos no dejaba lugar a dudas, un hombre que sabe reírse de sí mismo, es además de cuerdo, dichoso.

           

El mar que tan furiosamente suele azotar durante largas temporadas el hogar de Man es un caso único en desastres marítimos, la cantidad de pecios que adornan nuestros fondos es impresionante. También resulta impresionante saber que más del 70% del tráfico marítimo que genera la Europa industrializada pasa a escasas millas de nuestras costas. Unas costas que son preciosas por otro motivo, un fenómeno natural único en Europa: los afloramientos. Se trata del encuentro de corrientes de aguas profundas, frías y ricas en nutrientes con aguas superficiales empobrecidas y cálidas. En otoño e invierno, la época del hundimiento del Prestige, se produce el fenómeno contrario a los afloramientos. Las aguas costeras se hunden y son empujadas hacia el Norte por una gran masa de agua caliente proveniente del Sur conocida como Contra Corriente Costera de Portugal. Quizá recuerden aquel fatal accidente acaecido en Portugal, cuando un puente fluvial se vino abajo arrastrando a un autobús. Varios cadáveres, e incluso objetos pesados como los asientos fueron arrastrados cientos de kilómetros hacia Galicia como consecuencia del empuje de esta corriente. Para antiguo alivio de Man, son estas aguas de origen subtropical (y no la Corriente del Golfo) las responsables de que nuestros inviernos resulten menos rigurosos que los de otras regiones con nuestra misma latitud.

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Los patrones de corrientes se complican en primavera y verano. Con los afloramientos se sufre una inversión, y aguas frías que viajan lamiendo el fondo oceánico (Corriente Subsuperficial Costera de Portugal) ascienden enriqueciendo nuestras aguas y convirtiéndolas en unas de las más productivas del mundo. Más adelante especularemos con lo que puede pasar este verano.

           

La última vez que visité a Man, fue con motivo de la llegada de la primera marea negra a la costa. Le dio de lleno. Más de un metro de espesor de muerte negra se agolpaba, maloliente ante su misma puerta. Su casa-museo parecía un circo: curiosos, periodistas, policías, miembros del ejército, técnicos de empresas de limpieza extranjeras… Man asomaba la gaita por la rendija de su portezuela contemplando el creciente desorden. En su expresión una mezcla de asombro, incredulidad, frustración y creciente irritación ante la falta de medidas efectivas para retirarle aquella pestilencia. Pasaron días, semanas, meses, y nadie fue a informarle de una forma veraz de lo que estaba sucediendo, se tuvo que conformar con ir pescando noticias del viento o de los voluntarios, mezcladas con chismes, engaños y mentiras. Hubo quien le propuso acogerlo lejos de la amenaza, se negó en redondo. El exilio no entraba en sus planes, no a estas alturas.

           

Los primeros efectos de la catástrofe del Prestige son los más espectaculares pero los menos graves. Aun de este modo, la mirada de Man observando el mismo fuel que arruina miles de kilómetros en 3 países europeos, era la mirada de la impotencia. Parece mentira que un solo barco pueda causar toda esta desgracia. La cosecha del mejor marisco del mundo se ha echado a perder. Los animales y vegetales que viven fijados al sustrato o que poseen menor capacidad de movimiento son los primeros afectados. No son los únicos. Como Man, las aves marinas han sufrido mucho. La Sociedad Española de Ornitología estima en alrededor de 60000 los ejemplares afectados hasta ahora. Tan sólo en uno de los laboratorios de prácticas de la Facultad de Ciencias de la Universidad de A Coruña se han efectuado hasta principios de Enero 2289 necropsias. Los biólogos voluntarios, coordinados por Roberto Bao, están trabajado duro recogiendo informaciones preciosas para comprender la presente y futuras crisis.

           

En esta época del año, las aves que tanto gustaba de observar Man, pasan a millares por nuestras costas hacia el Sur huyendo del frío del Norte. Vienen cansadas del viaje a reponer fuerzas para continuar o quedarse. Como a Man, les golpeó en el peor momento posible. Las primeras informaciones parecen indicar que se han extinguido las poblaciones ibéricas de arao y gaviota tridáctila, dos joyas de nuestra fauna.

           

El fuel tipo M-100 que seguirá ensuciando durante años la casa de Man es un residuo muy pesado y contaminante derivado del petróleo crudo. Sus especiales características físico-químicas afectarán al medio ambiente de formas muy diversas. Su densidad es ligeramente inferior a la del agua marina, con lo que tiende en un primer momento a flotar en su superficie. Con posterioridad, el hidrocarburo va perdiendo sus fracciones más ligeras, aumenta su densidad y consecuentemente se hunde. He podido comprobar personalmente que este hundimiento se ve acelerado cuando masas de fuel contactan con los fondos costeros, impregnándose de residuos sólidos. El tiempo de permanencia del fuel una vez integrado en los sedimentos marinos es muy largo, el oxígeno necesario para que las bacterias degraden el tóxico resulta escaso en estas zonas. Permanecerá varios años emponzoñando y ahogando toda suerte de vida en estas regiones que los biólogos conocemos como bentos.

           

Otros efectos a medio y largo plazo derivan del hecho de que el vertido irá emulsionándose -disgregándose- con el tiempo. Estas pequeñas gotitas cada vez menores pueden asociarse con materia orgánica para formar nuevos y desconocidos venenos que serán incorporados desde los sedimentos por los organismos supervivientes a la cadena trófica. Estas substancias tienden a acumularse en las grasas animales pasando de un nivel trófico al siguiente, aumentando progresivamente su presencia. Es en la cima de esta virtual pirámide donde se sentaba Man con sus vecinos.

           

Man no verá llegar la primavera, pero con total seguridad, el maldito Prestige seguirá donde está. Al igual que las toneladas de fuel-oil que de confirmarse las informaciones iniciales se han ido hundiendo en los fondos de nuestra rica plataforma continental. ¿Qué nos traerán los afloramientos de primavera y verano?. Serán los nutrientes que siempre han enriquecido a nuestras rías, o tendremos una nueva cosecha de muerte. Quizá aquí es donde las pesquerías podrían verse más seriamente afectadas.

           

Resultará necesario no descuidarse, exigir que se realicen estudios y controles rigurosos, pero sobre todo no olvidar, para que nadie, Nunca Mais, vuelva a tener que pasar por un infierno así.

           

De la misma manera que Man se me antojaba encarnar en vida la tranquilidad, sobriedad y laboriosidad de los gallegos, su muerte parece venir a abundar en el símil. Todos somos Man y todos hemos muerto un poco él.